En México, a me diados de los años sesenta, se dio in fenómeno muy peculiar y bifurcado: por un lado, un fenómeno contracultural de carácter juvenil, y, por el otro, un fenómeno literario de ruptura en las letras mexicanas. Durante esos años, los jóvenes muestran una actitud de rebeldía ante los patrones tradicionales: tienen un gran gusto por el rock, los alucinógenos y una nueva forma de vestir y hablar. A la par, también aparecen varios jóvenes escritores que comienzan a producir novelas cuya temática y lenguaje pertenecen a la juventud de entonces. La aparición de esas novelas provocó reacciones mixtas: por un lado, se consideraron como obras que rompían con la narrativa tradicional mexicana y, por otro, se les condenó por su lenguaje
antiliterario y el poco valor que tenían como literatura.