Este libro presenta una muestra significativa de los impactos de las políticas neoliberales sobre diversos sectores sociales del campo mexicano, en particular de los más vulnerables como los migrantes indocumentados, los jornaleros agrícolas y los indígenas. Aborda los factores de expulsión y mecanismos que coadyuvan a la migración internacional y sus efectos sobre el tejido cultural indígena; la situación precaria de los jornaleros agrícolas migrantes y locales, en particular de los niños; la inconsistencia de los programas sociales de apoyo a los jornaleros y a los indígenas; y la lucha de los pequeños productores comerciales por tecnificarse y diversificarse en un mercado adverso, gracias a la organización y la movilización social. Por ende, se presenta una defensa argumentada de la demanda de autonomía indígena como condición para construir una democracia más social y participativa y una sociedad más tolerante y plural.