Hay algunos, no muchos, que leen perfectamente la música del mundo, que indagan la memoria de los valses de antaño y las raíces rancheras de la música mexicana que tantos llevamos en las venas. De ésos es Víctor Alejandro Espinoza Valle, quien presenta en estas páginas la biografía musical, polifónica y polifacética de Fernando Freddy Quiñones, un personaje entrañable de carne y hueso, que de no constar su existencia fehacien- te, tendríamos que ir a buscarlo entre las coplas de un corrido popular o entre las neblinas de un bolero romántico: un mexicano que trascendió las fronteras imaginarias de los tiempos y de la geografía para plasmar sobre sus territorios un testimonio invaluable de dignidad, honradez e identidad; un hombre que afinó las diversas cuerdas de su existencia para triunfar en todas las luchas que le tocaron en suerte; un trovador que con su canto define precisamente lo que lo distingue de los demás y lo hermana con todos, lo que delata exactamente de dónde es y revela enigmáticamente por qué vive donde vive.