La filosofía siempre ha sido producto de una indagación constante sobre los fenómenos y los problemas sociales y naturales que sacuden al mundo, además de un deseo de investigarlos para elaborar el conocimiento que se plasmará en los textos de las ciencias humanas y sociales, entre ellas la literatura. De ahí la articulación de la filosofía y la literatura, pues la primera le da la fundamentación filosófica a la segunda; en ese sentido toda obra literaria tiene un contenido filosófico: epistemológico, ontológico, ético y estético. Estas cuatro dimensiones filosóficas están presentes en la literatura en sus distintos géneros, de allí su importancia y su conexión recíproca con la filosofía.