La apuesta por una educación en libertad, justa y democrática, nos enseña el camino para alcanzar el conocimiento, interrogarnos sin tregua por una política social de la cultura y abrirnos a la crítica de los discursos y las prácticas educativas en el capitalismo contemporáneo, de corte financiero y urbano, profundamente explotador de las habilidades cognitivas de las personas.