Las comunidades originarias mesoamericanas, particularmente las de tradición otopame del Valle de Toluca, concretadas en los poblados de habla otomí y adscritos como ña’ñu, son los protagonistas que encarnan la abstracción de un marco conceptual que pretende fusionar la complejidad dialéctica objetivo-subjetiva que conforman sistemas de profundos significados culturales para sus actores. Los quehaceres que permiten mostrar los escenarios de esta labor investigativa, se abordan etnográficamente en un horizonte histórico, observando la relación salud enfermedad, en tanto que semiosfera, del sistema de clasificación basado en el binomio frío-caliente, y sobre el cual se propone una codificación fundada en un sistema de construcciones simbólicas que tiene por eje la relación agua-fuego, en tanto que estructurador del pensamiento colectivo mesoamericano y otomí, ambos componentes del Núcleo Duro y sustrato del México Profundo.