La información se ha convertido en un bien altamente apreciado y en un elemento clave para la consecución de lo que se conoce como sociedad del conocimiento. No obstante, se observa, por una parte, un desbordamiento de la información como resultado del desarrollo de las tecnologías de comunicación y, por la otra, la insuficiencia de aparatos capaces de gestionar ese cúmulo de datos que cada día se incrementan de manera geométrica.
En el caso del turismo, la producción de datos casi siempre ha acompañado su desarrollo, como lo demuestra, desde hace algún tiempo, la existencia de cuentas nacionales que proporcionan información sobre aspectos centrales (demanda, oferta, infraestructura, alojamiento). Paradójicamente, hace falta orientar esa producción de conocimiento hacia otros aspectos que caracterizan a la industria del viaje en sus modalidades actuales; por ejemplo, las métricas de la “experiencia turística”. Tales razones, es decir, el desbordamiento de información, la escasez de aparatos que permitan su gestión y la carencia de datos que iluminen otros aspectos del turismo –más allá de los de índole económica–, componen un cuadro general en el cual se puede insertar la aparición de observatorios turísticos y gastronómicos (en menor medida), los cuales conforman el interés del presente libro.
En pocas palabras, se plantea una reflexión sobre la importancia de los observatorios turísticos y gastronómicos acompañada de la revisión de algunos casos latinoamericanos que permitan argumentar su pertinencia, problemáticas, alcances y utilidad práctica en el contexto turístico actual.